.de haber sido yo.

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Uno se siente morir. Morir en verdad. No morir en vida. Sino morir dejando de respirar. Todas las noches se sueña lo mismo. Un detalle más aparece para dar sentido al dolor que se siente en el pecho. Una cosa es la música cuando se puede tocar y otra cosa es querer cantar y no tener voz. Las canciones son puntadas filosas que van cortando en pedacitos diminutos, lentamente como torturando, el carácter, la confianza de querer ser que uno imagina, de sentir que uno puede atraer a alguien, que alguien lo quiere besar a uno. Quisiera uno poder identificar qué abrazos son los que uno prefiere, simplemente es un pensamiento errático, sin forma, sin fondo, atascado en la sopa de lagrimas que como a diario. ¿Será posible morirse en vida? ¿De qué se trata? ¿Puede uno suicidarse y seguir viviendo? Pareciera que la respuesta a esas preguntas es lo que vivo a diario ahora. No puedo responder que si, no puedo responder que no, solo sé que tengo la respuesta. Uno piensa que hacer público lo que hay en el cofre de la existencia no es de mucho interés, a veces ni a mí me interesa leerme a mí mismo, de hecho no me leo, sospecho que me estoy escribiendo a través de estas malas y estúpidas letras, aunque sea un simple acto de fe de un torero al que se le olvida su media verónica. Ratifico que los problemas no son geográficos, siento que la vida persigue el camino que uno recorre, lo que no tengo claro es si la vida es una conjunción de eso que se ha trazado para uno, ó si uno es el que traza el camino para la vida. Es como si la vida fuera un ente externo, ajeno a uno, ajeno a las palpitaciones del corazón, de la sensación de hambre, del deseo sexual, del engaño de creer que uno ama y lo aman. La vida es un ovni dentro de la propia vida. La vida se encierra a sí misma, y solo sabe de sí misma, y se desconoce a sí misma. La vida es su propio misterio. Siempre he dicho que las lógicas de la vida son las menos lógicas, supongo entonces, que por eso se sufre de manera tan intensa. Cuando el sabor de los alimentos se ha ido, cuando se sabe que nadie leerá esto, cuando se tiene por certeza que se escribe muy mal y de manera tan obvia, uno se arrepiente de haberlo hecho aunque digan que uno en la vida no tiene que arrepentirse de nada. Y como yo no estoy en vida, puedo darme el derecho de arrepentirme. Me arrepiento de haberle dado un sí alguien que dudo de mí. Me arrepiento de sentir que la corriente va en contra y que uno debería ser por ello un personaje esencial y particular. Me arrepiento de creer inertemente que uno tiene un propósito en la vida. Me arrepiento de haber pisado tantas tierras desconocidas. Me arrepiento de haber conocido el corazón de muchas personas sin que ellas conocieran el mío, que desgarbado y bucólico, tenía algo que mostrar. Me arrepiento de tantos años de psicoanálisis. Me arrepiento de pensar que vida es vida. Me arrepiento de haber escrito una canción que es mía pero de la cual yo soy totalmente anónimo. Me arrepiento de especular con querer ser escritor y pensar que podía tener el pan de cada día por medio de las letras. Me arrepiento de no ser rico, ni famoso, ni bien parecido, ni agradable persona, en últimas, en esta vida, me arrepiento de ser yo.