.otra vez Ana.

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Varias veces se piensa que los espejos de salmuera son los que regresan una imagen veraz, nunca falaz, y antes de afirmar, de dirimir, de jugar a juez y condenado, bebamos jengibre con sal, mandarina con miel, y besos con sorpresa/ Los reflejos salen por las ventanas de los pulmones, tanta niebla no se puede exhalar, cada paso es pureza, engaño y realeza. El tiempo resulta una guillotina infalible, enemigo y amigo, recelo y consuelo, el tiempo es una persona que vive en cada madrugada en que la voz falta y la desgracia se convierte en suerte/ A tientas la vida es una falsa simulación que a veces sana, y esta vez, otra vez es Ana/ Tomar la receta y hacerla al revés, que lo dulce sea salado, y lo salado sea un naranjo, y los naranjos gente que espera en el andén de redención.

Lavoe 3:16

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De modo de papel a modo de oración/ puede ser Cartagena, Buenos Aires o Basilea, todo tiene el mismo sabor/ el sabor a café es universal como el padre nuestro/ no importa si un búho se posa sobre la ventana a medio día, simplemente las sorpresas ya no existen, no hay modo en el que una mirada se multiplique por tres y anule el rayo de luz proyectado sobre los ojos de un gato/ los sabios van y vienen, las ciudades sobreviven de vez en cuando, y aunque Héctor Lavoe haya muerto hoy suena tan vivo, no hace falta tener pareja para bailarlo, solo hay que cerrar los ojos, sentir que los pies pisan la nieve y al otro extremo hay alguien, no importa si es mujer, hombre, soltero, con hijos, sin hijos, político, músico, poeta, loco, no importa, simplemente al otro lado, esos brazos abiertos son los de uno mismo, unos brazos que ya no esperan, no suspiran y dejaron de ser humanos, tanto que ya no se le antoja tomar un mezcal en invierno/ Cada día menos horas de vida ¿Cuánto falta? No se sabe, seguramente falta menos. La certeza de gastar tiempo y de tener menos es la única certeza en la vida. Cada circulo que se abre es la posibilidad de tomar el próximo avión sin destino próximo, extrañamente se parece a esas gotas de lluvia que se confunden entre la primera y última gota que cae sobre el pavimento de la ciudad que contiene a esas mujeres que se aman con tanto delirio que dejan de existir/ Afortunadamente en la vida no hay tiempo para escuchar los discos que generan culto cuando el búho esta por partir. Se podría hacer una biblia cuyos versículos fueran los minutos y segundos exactos en los que el cantautor cual profeta, vaticina que Pronto llegará, El día de mi suerte/ Sé que antes de mi muerte/ Seguro que mi suerte cambiará”.