.adios año viejo. bienvenido mariachi. (uno)

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Hace dos años las rancheras y el mariachi eran tan solo un par de centavos en el bolsillo, eran un par de frases de gente enojada y maltratada por la vida, en la que el prejuicio de ser escuchada solo en cantinas y por gente de moral bastante flexible, era el discurso preferente de quien escribe estas letras. Sin embargo, después de leer las letras de José A. Jiménez, un par de tequilas, un dolor en el medio de pecho que llaman de mil maneras (cada quien bautícelo como quiera) y el perfume del último beso de la mujer que se amó, las notas melancólicas tocadas por aquellos personajes con bigotes, cobran otro sentido por completo. No me ha tocado recurrir a libros de autoayuda para superar el dolor en el pecho, la formula recomendable e infalible para pasar de un lugar a otro ha sido: Psicoanálisis y Mariachi. Es casi como mezclar a Almodóvar con Tarantino, y lo más sorprendente de todo, es que los “peros” en este tipo de ecuaciones no existen, la alquimia al sonar un guitarrón, un “teporocho” (que puedo ser yo), un tequila blanco, las calles de cualquier pueblo de Jalisco, un par de amigos dispuestos a ver al sí mismo llorar, puedo decir que es casi perfecta e infalible. .