Uno vive en el movimiento
De las hojas de los arboles
Y en la primera gota de lluvia
De un otoño cansado
Uno vive en los gritos
De José A. Jiménez
Y en la fe escondida
De una mariposa
Uno vive sin delito
En los trozos de dulce
Que deja un niño
Al comer
Uno vive en el brillo
que rebota del espejo
Menos en la sombra
De uno mismo