Salir a buscar los besos que no son/
Los que hagan olvidar la primavera húmeda/
Que dejaron estos calendarios y sus jadeos/
Una princesa blanca, hecha polvo, sacudida,
Tirada sobre el vidrio y la mirada rota/
Es lo que queda de todas aquellas canciones
Que me cantó, que me robó/
Sus besos son estas letras que están acá/
Pávidas, temblorosas, lejanas del sol/
Queriendo llegar a su piel, a su deseo/
Como amante en solfeo que dejó el miedo/
Era tan precisa cual partitura/
El cielo nunca estuvo a su altura/
Solo el caer de la lluvia y sus gotas/
Se comparan con su música/
El viaje ha sido en vano, un absurdo de lo absurdo/
Perdí la literatura y la frescura/
La magia de las recetas y los cocteles/
Me perdí a mi, la perdí a ella/
Ahora que el otoño reconcilia y mata/
Y en el café aparece el redondel de su falda/
Como único consuelo para el desespero/
Para recoger sus migajas y salir de aquí/
No sé si creer o no en el destino/
Pero los cabellos que dejó enredados en la almohada/
Son los hilos con los que tejo ahora mi camino/