Del Pacifico al Atlántico

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No sé si vuelo del Pacifico al Atlántico/
Si las montañas en verdad serán capaces de destruir y separar/
O si lo hacen para tan solo volver a unir/
Debería saberlo, pero todo mal poema nunca tiene una respuesta/
Y no es coincidencia, este es uno de ellos/

No sé si algún día podré escribir una canción de amor/
Una que sea más que un simple desagravio de fronteras/
Una que no convierta una despedida en un acaso/
Y que pueda dibujar la ruta para llegar de nuevo a casa/

Atrás quedaron los viernes furiosos y los sábados de arrepentimiento/
La mentira, la verdad, la mentira que fue verdad y la verdad que fue mentira/
El Buenos Aires callado, el Santiago adolescente y la Bogotá madura/
Atrás quedé yo, escribiendo cosas que no son ni poema ni canción/

Así es, nombrar la palabra “amor” significa lo mismo que despedida/
Y es tan mal utilizada por mí, que si reviso lo que escribo siempre aparece/
Como una manera de exorcizar el mal humor y el amargo sabor de boca/
Que deja el despertarse y encontrar la cama vacía y las sabanas sucias/